Sebastián, a partir de la noticia del informe de necesidades de capital de la banca española, se planteó profundizar en el tema. ¿Es una debilidad de nuestra economía que dejamos al descubierto? ¿Como nos afecta? ¿Pueden terceros aprovechar para actuar en contra nuestra? ¿Como afecta a la seguridad estratégica?
El mundo es como un teatro de operaciones económico, con muchos actores, un espacio complejo y confuso, disputado, competitivo y conectado y se mueve en el ciberespacio.
Si Clausevich decía que la guerra es la continuación de la acción política por otros medios, hoy podemos decir que la acción económica es la continuación de la acción política por otros medios.
Las operaciones económicas se desarrollan en espacios moral, cibernético y físico. Funcionan como una acción militar, tienen unos objetivos concretos (situación final deseada), moviendo para ello determinadas fuerzas económicas, espacios económicos y tiempo. Sobre esta base Sebastián Puig nos plantea un análisis práctico hipotético.
A partir de un centro de gravedad, de las fuerzas económicas. ¿Qué capacidades críticas tenemos? ¿Qué requerimientos hay para esas capacidades? ¿Qué vulnerabilidades criticas aparecen?
Es posible pues, realizar operaciones económicas en base a esto. Un ejemplo es maniobrar en los mercados, maniobrar la información, maniobrar los mecanismos de decisión económica o en los flujos financieros para desestabilizar un país, un mercado una empresa.
En definitiva, es necesario disponer de medios de análisis que permitan vigilar las vulnerabilidades propias para establecer criterios de defensa ante ataques de terceros. Conseguir información relevante, oportuna, y útil. Analizar los riesgos y oportunidades y hacerlo desde un entendimiento anticipativo.
Los pilares pues de la inteligencia económica han de ser: Información estratégica, defensa económica e influencia (activa u ofensiva). Sebastián nos presentó varios casos actuales referidos a España y terminó afirmando que “no debemos ser como los perros de Paulov que salivan cuando suena la campana”, sino que hay que anticiparse. Saber que está ocurriendo, cual sería el resultado de las acciones y anticiparnos en la medida de lo posible a los acontecimientos desde este conocimiento, desde esta Inteligencia Económica.